lunes, 13 de octubre de 2008

Y yo que no me enteraba!



Por fin puedo manejarme con algo de soltura, en términos financieros, en esto de las crisis y el movimiento de los mercados. Pero qué brutito soy, con lo fácil que es de entender con sólo estar un poco atento en la lectura de los papeles salmón y las secciones de economía de los panperiódicos; y escuchar con un mínimo de interés los certeros análisis de los tertulianos de las ondas, amén de las opiniones que vierten altruistamente los gurús de la red y todos los medios.

A ver, el exceso de confianza en la confianza puesta en el papel que envolvió los paquetes de derivados edge y subprime (es inevitable uilizar algo de terminología anglosajona, de lo contrario no sería creíble) que Freddie envió a Fannie por su último aniversario produjo una fuerte contracción en el embarazo psicológico de ésta, lo que fue interpretado por los mercados como parto en fase incipiente de maduración, rating Triple A, coincidiendo con un ligero desajuste entre la oferta y la demanda entre la parte contratante y el paulatino deshielo en la Antártida, mientras el consejero delegado de Goldman Sachs jugaba su habitual partida de brigde con su colega de Lehman Brothers (se desconoce si estaban todos los hermanos); lo que fue interpretado como una imperdonable falta de respeto a la conciliación de la vida familiar y laboral implementada por el tiempo de ocio como bonus irrenunciable (que las leyes están para cumplirlas, oiga) y retrasó justificadamente la apertura de un nuevo mercado de derivados de los derivados anteriores que hubiese insuflado confianza de la buena porque, esta vez sí, los paquetes contenían agua cristalizada de Marte de gran revalorización y poco riesgo y ahora estaríamos todos tan tranquilos pero sabríamos menos de economía (así que una cosa por la otra).

De cualquier manera no hay que alarmarse porque tras la reunión mantenida en el balneario ese entre los más altos directivos (los diamonds) han salido ya las instrucciones precisas para que los gobiernos nos trasladen medidas concretas, y eso es lo que está ocurriendo. La desconfianza global instalada, que no es más que la suma de las desconfianzas locales, porque en economía son imprescindibles las sinergias, se atajará con libertad local de acción coordinada atendiendo a tasaciones sostenibles en el tiempo (y el espacio) con un seguimiento puntual llevado a cabo por una comisión de expertos nombrada ad hoc por el Consejo sin mayor coste para el contribuyente que un ligero repunte en la cartera de valores (Prada, Armani, de piel, por supuesto) de los consejeros delegados que no irá más allá del quince por ciento del producto interior ¡bruto! en base a la curva semanal econométrica del bonito del norte. Bueno así, someramente, que explicaciones hay muchas.

Yo me he quedado mucho más tranquilo. Pero Berkelia dice que todavía no nos van a dar el préstamo. Será desconfiá. ¡Si lo dicen todos los expertos! Además, existe un plan B que consiste en prohibir la desconfianza por ley. ¡Ja, a ver quién puede con eso!

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