Este finde he estado jugando al spore, un juego en el que eres una célula y vas creciendo y convirtiéndote en criatura, formas una tribu, una civilización e incluso vas al espacio.
No quiero criticar el juego, que es divertido y entretenido (su función al fin y al cabo) sino el fondo de la trama. En este juego tú eres el creador, superpoderoso, al estilo de las teorías creacionistas y del padre protector; no importa el individuo sino la comunidad, no hay identidad personal sino pertenencia al grupo.
No quiero parecer del club de Fede y Predro José, ni creer que el mundo está lleno de conspiraciones, pero me parece que los videojuegos forman parte de nuestra educación, y hay que tener una madurez para que este tipo de información no acabe minando las mentes jóvenes. La lluvia fina está en todas partes.
No quiero criticar el juego, que es divertido y entretenido (su función al fin y al cabo) sino el fondo de la trama. En este juego tú eres el creador, superpoderoso, al estilo de las teorías creacionistas y del padre protector; no importa el individuo sino la comunidad, no hay identidad personal sino pertenencia al grupo.
No quiero parecer del club de Fede y Predro José, ni creer que el mundo está lleno de conspiraciones, pero me parece que los videojuegos forman parte de nuestra educación, y hay que tener una madurez para que este tipo de información no acabe minando las mentes jóvenes. La lluvia fina está en todas partes.
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