domingo, 10 de agosto de 2008

Ez-critor


Desde hace días tengo una irreprimible necesidad de escribir que está alterando mi sistema nervioso. Fumo como un cosaco mientras sostengo el bolígrafo y los pensamientos que se agolpan y atropellan las palabras.
Da igual sobre qué. Sin hilo argumental. El caso es escribir. Llenar de trazos y caracteres cualquier soporte que se deje. Quieto o en movimiento.
Si no fuese por la angustia que genera no mancharía el tiempo ni el papel. Pero es algo que me supera. Ya te digo. Es como cuando te vi por primera vez y noté esa sensación en el estómago que todo el mundo llama mariposas y yo identifiqué como diarrea letal. Cagarse a culo abierto.
Lo que ocurre es que cuando empiezo a emborronar de tinta la pantalla, con ese temblor convulso de la prisa, se van narcotizando las neuronas y enseguida quiero ver la última letra. Un punto diferente al de final, pero que tenga parecido.
Como ahora, que he dejado de escribir de pronto, y me he puesto a escribir para contarte esto.

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