Dear B.:
Llevo tanto tiempo ahora pensando en la memoria que casi no me acordaba. Tanto revuelo, tanto juez, tanta injusticia. Tanta historia no contada. Negar la memoria o silenciarla no la va a cambiar. Nunca va a cambiarla. No se puede borrar, como no se borra la caricia que se impregna en el recuerdo. Recordar es aprender, B., para quedar en paz, para seguir viviendo. No quiero aceptar, porque no puedo, que me quieran robar una parte de la memoria. Porque me acuerdo. Porque persiste en mi cerebro. Porque es parte de mí. Y de tí. Porque es parte del pueblo. Me niego a consentir que la historia se cierre sin saber dónde están los que faltan. No me resigno a olvidar. No quiero.
Alberti no pudo entrar en Granada hasta que conquistamos la democracia. La democracia no será completa hasta que no completemos la memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario