lunes, 11 de febrero de 2008

No pienses en una gaviota (I)


“Me gusta la democracia porque puedo vivir según mi propio criterio y expresar libremente mis opiniones y discrepar sin miedo alguno, sin presiones ni amenazas."
Este podría ser el inicio de cualquier conversación en España en los primeros ochenta, después de haber salido, con mucho sacrificio y mucha lucha, de tantos años negros de caverna.
En estos treinta años hemos andado mucho hacia delante, siempre progresando hasta que en el 2000 se produce un punto de inflexión con la mayoría absoluta de Aznar. Una mayoría absoluta conseguida con engaños porque cuando llega al gobierno en el 96 lo hace investido de un manto de renovación generacional, de refundación de su partido vendiendo una derecha que cree en la democracia. Bien es cierto que ayudado por errores de bulto mal gestionados por el PSOE y un cansancio (por desgaste interno, que duele más) del líder más carismático de la democracia española, Felipe González. Y en esos primeros cuatro años de gobierno del PP, Aznar parece un tipo honesto con altura de miras dispuesto a trabajar por su país según las reglas del juego democrático. Confieso que creí que la derecha en España había comprendido y había aceptado el modo de convivencia que elegimos a la muerte del dictador. Qué gran mentira. Les hizo falta una mayoría absoluta para quitarse la piel de cordero. Entretanto habían tejido una red mediática de distorsión de la realidad que empezó a tomarle gusto al juego de la manipulación instalada en el maquiavélico argumento de que el fin justifica los medios. “Miente reiteradamente y construirás una verdad”. El propio Aznar, según cuentan, a esa estrategia le llama “lluvia fina”. La misma que están aplicando, cada vez con más descaro, con más crueldad, desde que perdieron (para ellos inesperadamente) en 2004. Aznar nunca se fue. Puso a Mariano Rajoy para continuar estando. Lo rodeó de Zaplanas y Acebeses por si alguna humana tentación le desviaba del camino. Y así han estado estos cuatro años, mintiendo sin piedad, agitando colectivos y augurando catástrofes inventadas para instalarnos en el miedo que es algo que ellos siempre han gestionado bien. Y así siguen ahora. Iniciando una campaña llena de propuestas a mi juicio peligrosas para la salud democrática, algunas esconden xenofobia. Las económicas priman recuperar e incentivar los privilegios de siempre. Las demás rezuman tintes de recorte de libertad y de progreso. Se han atrevido incluso a desprestigiar impunemente el sistema público y universal de salud que con tanto esfuerzo hemos conseguido y que admiran tanto desde otros paises incluso más desarrollados que el nuestro. No tienen pudor. El objetivo es instalarse en el poder a costa de lo que sea, da igual. Y ahora que los conocemos ya mejor que nunca, confío en que seremos capaces de frenar su ansia y desarmarlos votando en consecuencia el 9 de marzo. Incluso estaríamos favoreciendo a esas honestas personas de derechas que deben tener un serio problema de conciencia. Dándoles un serio varapalo el 9M, a lo mejor propiciamos una regeneración y giran hacia un modelo de partido honesto con sus militantes y simpatizantes y, lo que es más importante, con todos los ciudadanos.

2 comentarios:

carmiña dijo...

Por lo que veo en tu perfil eres de tierra adentro y quizá la gaviota te parezca un ave romántica, que nos lleva al mar a la playa y a las vacaciones,... pero si las vieras como yo revoloteando por los vertederos, o sobrevolando tu cabeza cuando das un paseo por un puerto pesquero porque te estás comiendo una manzana y como aves de rapiña están esperando que tires el carozo para ir a por él... no dirías lo mismo.
Creo que igual el símbolo es muy acertado

Anónimo dijo...

Por eso , por eso lo digo, por lo carroñeros, con todo mi respeto a las gaviotas. Gracias por visitar nuestro recien estrenado blog.