domingo, 23 de mayo de 2010

La maté porque era mía



Nadie se explica la decisión de última hora de la iglesia católica de entregar Caja Sur a la intervención del Banco de España , cuando todo apuntaba a una fusión con Unicaja.

Solo se me ocurren, en principio, un par de cosas: les ha podido nuevamente la avaricia y la soberbia características de las sotanas; o preparan una operación oculta que les devuelva las riendas una vez saneada la caja con dinero de todos los contribuyentes.

Tiempo al tiempo, que los curas no dan puntada sin hilo. Iglesia y dinero siempre fueron de la mano. ¿Por qué habría de cambiar el asunto ahora?

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