El pulpo Paul ha tenido hoy más audiencia que la migración de los ñus cruzando el sherengetti hacia masai mara, ese incomparable documental de la 2, esa pieza de museo que me retrotrae hasta la infancia. Y nos ha hecho felices. Ha hecho feliz a todo un País (bueno Raimundo Amador igual no se ha enterado, ayer lo vi en CNN+ y confesó que no vió la semifinal contra Alemania; claro que a éste se le perdona, ¡ay qué gustito pa mis orejas!). Pues sí, el Paul más famoso desde Mccartney, ese octopussy con cara de pulpo, ese oráculo del fútbol ha dicho que España ganará el mundial. Y se han disparado las licencias para abrir pulperías. Y todos los niños de España quieren ahora un pulpo por mascota. Y Trinidad Jiménez (Ms. prohibition) que, por cierto hoy nos visita en Cáceres, va a prohibir comer pulpo en todos lo lugares públicos. Y no nos sentará esta medida tan mal como la del tabaco. Seguro que en facebook ya hay un grupo proponiendo al pulpo patrimonio nacional, especie protegida, ser de culto. Pulpo forever. Se rumorea incluso que a partir de ahora el que nos llamen pulpos no va a estar mal visto, va a tener subvenciones públicas. AHORA SOLO FALTA GANAR EL PARTIDO. Entretanto, gosemos con esas imágenes ya impresas para siempre en la retina de la Roja. PODEEEMOS!
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