En un gesto de coherencia institucional, el presidente electo de los Estados Unidos, Barak Obama ha anunciado que no estará en la reunión del quince porque su país solo tiene un presidente “a la vez”, evitando así una posible imagen exterior de bicefalia. Así son las reglas y así deben cumplirse. Aunque ya hemos dicho algunas veces que nos resulta cuando menos bochornoso que el principal causante de la hecatombe sea el que reparta las tiritas, hemos de aceptar y así lo hacemos la imposibilidad de acortar los plazos de la transición de un mandato a otro, y la inaplazable necesidad del encuentro.
Dicho esto, nos parece imprescindible que en el encuentro privado mantenido por Bush y el propio Obama se haya impuesto el razonamiento lógico de trasladar algunas directrices del proyecto de este último incluso con la presencia de parte de su equipo. No tendría sentido una despedida a lo neocon que obstaculizaría y retrasaría aún más las posibles soluciones.
Entiendo, por tanto, apelando a la inteligencia humana y al razonamiento básico que en la cumbre mundial habrá algo de Obama.
No esperamos ninguna revolución ni asalto a
Cualquier cosa que no nazca de este mínimo será un nuevo fracaso.
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