miércoles, 9 de febrero de 2011

Un diputado, un sueldo.

Me parece bien la propuesta del grupo parlamentario socialista del congreso de limitar (debería ser eliminar completamente) los privilegios de sus señorías. En época de estrechez, en momentos malos para  much@s, no es de recibo que sus señorías mantengan varios sueldos y complementos a los que muy pocos mortales pueden acceder. Ser diputado exige dedicación a tiempo completo (eso es lo que queremos y exigimos los representados) para resolver los problemas y las vicisitudes que afectan a sus votantes. Es, además una cuestión voluntaria (a nadie ponen una  pistola en la sien por ir en una lista) y de servicio público. El que quiera ganar un pastizal que se vaya a una empresa privada, aunque dudo mucho que lo contrataran no siendo diputado. Y es que es eso lo que más tufa, que con el sello diputadianero, algunos se metan en la saca pingüescandalosos beneficios. Así que el agujero para ajustar el cinturón deberíamos hacérnoslo todos, sus señorías incluid@s.
Por ahora se trata solo de una propuesta que pone encima de la mesa el grupo parlamentario socialista. Veremos a ver si otros se suman  a esta proposición tan decente para la transaparencia en general  y el buen nombre de la clase política en particular. Lo dicho, ser diputad@, senad@r, etc. deber ser un honor y no un privilegio. Los tiempos cambian y hay que cambiar con los tiempos.

1 comentario:

P MPilaR dijo...

Mientras en la conciencia (eso mismo, CON-CIENCIA) de cada cual no se instaure el compromiso de que nadie debe tener prebendas,
difícil acabar con sueldos, gratificaciones, pensiones a perpetuo, y otras variantes.
Claro que la clase política no es la única favorecida.
Los 'favores' son casi que 'notre pain de chaque jour'

PiliMªPilar