jueves, 1 de octubre de 2009

Cinco horas con Mario, estoo, Mariano


Cuenca existe más allá de José Luis Perales. Es el meridiano en donde se baten duelos al sol de un biombo del restaurante de un Parador. Cinco horas de miradas sostenidas y entrecejos fruncidos. Impoluto el traje. Humeante el puro. A ver quién parpadea antes. Una partida, un pulso entre amiguitos que pueden dejar de serlo.

-Que sepas que yo soy el Presidente Nacional.
-Que sepas que yo te apoyé cuando eras un pato cojo y sigo siendo tu granero de votos.

Cinco horas de charla. Cinco horas con Mario. Menuda pieza de teatro. Lo que no me queda claro aún es quién es “Lola Herrera y quién está en el ataúd”.

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