martes, 1 de mayo de 2012

El silencio del bombero




José Antonio Monago Terraza (Quintana de la Serena, Badajoz, 10 de enero de 1966) alcanzó la Presidencia de la Junta de Extremadura, con el apoyo implícito de Izquierda Unida, en julio de 2011. En esos días se publican los datos de la Encuesta de Población Activa. El recién investido presidente se enfrenta a la cruda, aunque ya conocida (fue su eje central de campaña), realidad: en Extremadura hay 114.800 personas sin trabajo. 114.800 dramas personales.

Tras una campaña electoral centrada en las cifras de paro mencionadas como reproche a su oponente principal, el socialista Fdez Vara, Monago promete empleo (eslogan de campaña: “lo primero el empleo”), salida de la crisis solo con su presencia y la de su partido, y crecimiento económico.

 Con este argumento central (sin entrar en matices conocidos de situación económica nacional y global, drásticas medidas tomadas por el gobierno central socialista pocas semanas antes de las elecciones autonómicas, etc.) Monago obtiene 32 diputados en la Asamblea de Extremadura, frente a 30 del PSOE y junto a 3 de IU.


Todo va a cambiar. Comienza una nueva era en Extremadura. Lo primero: el empleo. Por el cambio. Dos frases. Dos palabras clave. Dos ideas fuerza. Cambio y empleo. Seguramente muchos ciudadanos votan esta opción con credulidad y convencimiento. También con castigo (a veces el ratón vota al gato por despecho a los ratones), con desilusión y con ese punto de frustración que tanto nos cuesta reconocer en algunas ocasiones. Esas ocasiones en las que pensamos que la exigencia se hace efectiva alineándonos con el lejano en lugar de influir en el cercano.

Todo va a cambiar. Cambia el nombre de las instituciones, los logotipos, la ubicación de los escaños en el “nuevo parlamento”. Cambian las webs de la Junta de Extremadura (que ahora es Gobierno de Extremadura) y de la Asamblea de Extremadura (que ahora es Parlamento de Extremadura).

Y el ratón no tiene queso que roer. El gato no se conforma con sus sardinas. Quiere también el queso del ratón.

Nueve meses después del cambio anunciado, el cambio es más cambio. El cambio se traduce en 158.500 dramas personales. 43.700 personas más sin empleo. El cambio es un tercio de la población en situación límite, en un invierno oscuro, de noches al raso con temperaturas bajo cero…

La profesión de bombero es, seguramente, una de las más abnegadas y reconocidas en la sociedad. Supone arriesgar tu vida para salvar otras vidas. Es estar, permanentemente, al servicio de los demás. Del otro. Del que te es cercano o lejano; igual da. Del ejercicio de esta profesión el Presidente de la Junta, perdón, no me acostumbro, del Gobierno de Extremadura ha sacado ( o ha querido sacar) buena ventaja política y personal. Anunciándose y ofreciéndose como uno más, como un par inter pares. Como el que, llamado por una urgencia, viene a apagar el fuego de la desolación de una región estancada y desorientada. Han pasado los días y los meses…, y no parece que haya oído el timbre de enfundarse el casco y deslizarse por la barra de las soluciones prometidas. Bien al contrario. En su silencio, en su inacción, en su indolencia está hurtando la capacidad y los sueños de una ciudadanía que necesita imaginar un futuro mejor. Un futuro conseguido a base de esfuerzo personal y colectivo, de colaboración y de transferencia de conocimiento. De escuchar y de compartir. Ha pasado de poder ser un primus inter pares a convertirse en un huidizo gobernador de ínsula barataria que es, con su NO gobierno, en lo que está convirtiendo a Extremadura.

A Guillermo Fernández Vara se le podrán achacar cifras de paro, errores de cálculo o bisoñez en sus cuatro años de gobierno. Pero creo que nunca nadie podrá reprocharle su honradez, su coherencia y su valentía ante los acontecimientos. Nunca se escondió detrás de portavoces ni vicepresidentes. Y es que cuando las cosas vienen mal dadas es cuando hay que demostrar el liderazgo, la implicación y el compromiso. Es cuando hay que dar la cara. Directamente y sin intermediarios. Para que te la partan si es preciso. Lo contrario es cobardía o prepotencia. Dos malas palabras y peores actitudes.

Cuando se dedican años de esfuerzo, personal y colectivo, en torno a una idea y una persona para abanderar el destino de un pueblo, y al final se alcanza el objetivo…, hay que esforzarse por no frustrar las esperanzas… Cuando alguien llama a los bomberos no creo que espere al bombero torero. Quiere que lleguen los bomberos…, quiere oir las sirenas que arreglen sus problemas. Quiere que hablen los bomberos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Las cucarachas prefieren la derecha http://entomoblog.net/Las-cucarachas-prefieren-la-derecha.html

Unknown dijo...

Hola,
Somos un proyecto social de nueva creación: El Trastero Solidario (para ver video: http://www.youtube.com/watch?v=RsTL9BKwO1w).
Se trata de una web donde las personas pueden regalar cosas que ya no necesitan a otras que las podrían usar.
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Cuantos más votos y padrinos consigamos, más oportunidades tendremos de crecer y ayudar en tiempos difíciles.
Gracias!