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miércoles, 6 de agosto de 2008

Madrid es otra cosa


Definitivamente Madrid es otra cosa (ojo, Madrid, no los madrileños), es diferente. Sigue ese ritmo de ciudad “central”, donde todo se cuece. Donde hay que hacer ruido para no pasar indiferente. ¡Estos chicos de provincias que no se enteran de nada! Se entretienen con la crisis esa absurda que ya casi ni se lleva, cuando la pomada es diferente. Se trata de algo más amplio, más global. A ver, entre ZP y Fidel, mientras los bobos de provincias hacemos malabares para llegar a final de mes, urden una artimaña para vender ESPAÑA… ¡a ETA!. Si es que no nos enteramos. Nos distraen con cuatro tonterías de euribor y de hipotecas para vender el país. Que más dan los nuestros euros escasos si los opinadores, los estrategas con piscina y entrada de seguridad, opinan (para crear opinión) que España se vende; que un tipo que ganó las elecciones la va a entregar a cambio de nada.

En fín, estamos en agosto. Hay que rastrear noticias, y eso cuesta. Mejor las inventamos.

Estoy hasta los cojones de señoritos que escriben en los periódicos para pasar el tiempo. ¡Que hagan crucigramas!

martes, 29 de julio de 2008

¡Antoñita, el paraguas!


Cuando llegan los nuestros (julio y agosto, que decía mi abuela) no hay nada como competir en madrugar para pinchar la sombrilla en primera línea de playa y desplegar las tumbonas alrededor. Luego te sientas en el banco que hay enfrente de la churrería y esperas una o dos horitas a que abran para llevarte a casa esos churros calentitos con su aceite bien frito (o frita, que dicen por algunos sitios) para que cuando se levanten los nietos y el yerno todo esté en su lugar, como debe ser.

Este es el ritual diario de los días de hollydays en nuestras costas mediterráneas, en donde el metro cuadrado de arena o piedra se pelea a golpe de despertador. Luego, a eso de las doce a.m., cuando los niños chapotean y nos salpican de sal y arena el momento periódico o bestseller de ochocientas páginas discuten con regocijo la hora en que el abuelo ha puesto la sombrilla en el sitio de siempre, enfrentito mismo del chiringuito para que papá disfrute de sus juegos y de los topless con una cerveza fresquita y un espeto de sardinas mientras mamá (que llegó tarde a la operación biquini) aguanta la respiración tumbada perpendicular al sol de mediodía.

Y así un día y otro día de los quince que somos dueños y señores de un apartamento en el piso quince con vistas laterales al mar.

De esta hermosísima rutina tengo recuerdos infantiles y adolescentes en ese Almuñécar de Benavides (que ha sido alcalde por todos los signos políticos y ahora continúa por independiente), solo rota en los días de levante cuando un golpe de viento arrancaba la sombrilla y se oía una voz inconfundible que decía: ¡Antoñitaaaa, el paraguas!

Ahora parece ser que los abuelos se tendrán que esperar sentados las horas que hagan falta hasta que bajen los señoritos o añadir 36 euros al presupuesto diario de las vacaciones. Pero da igual. Lo que no han dormido en la cama que lo duerman en la tumbona que para eso los llevamos a la playa.
De todas formas a mi siempre me gustó más Motrilchico, que es una playa como más de barrio y eso.

lunes, 14 de julio de 2008

A disposicón del partido


En estas entrañables fechas de canícula y congresos queríamos anunciaros que nosotros, como vosotros, estamos “a disposición del partido”. Y queremos decirlo adelantándonos a cualquier especulación que pudiera surgir en torno al tema o cuestión que nos ocupa, sobre el que no vamos a volver por tan debatido en anteriores convocatorias, quedando suficientemente claro que no debe considerarse como una postulación personalista, bien al contrario como una apuesta decidida a un proyecto compartido y con el suficiente respaldo como bien lo avala nuestro argumentario que a continuación y a petición de la mayoría exponemos, y que no es otro que el arriba expuesto.