
En ocasiones como esta es en las que se echa en falta el móvil. Exterior noche. Temperatura agradable. El césped está crecido. Se yergue hacia el escenario desafiando a los árboles que la arropan, como queriéndola tocar, necesitándola tocar porque es cercana y su sonrisa y su deje. Y ahí está ella. Flamenquito hip hop con letras de yerbabuena. Muy íntimo. De ti pa mi. Cosa de piel y pellizquito en el patio de la Casa Pedrilla una noche de agosto suave como tus besos. Encima, una de las comadres, la Guada, es de Jaraicejo. Y ahí, ya, toca más aún y rompe. Así que ni pude llamarte ni enviarte una foto en la que compartir el instante. Por eso, antes de volver a mirar la estrella que lleva tu nombre me he puesto a navegar pa que la escuches. Esta no me la sabía. Ni tú tampoco. Fijo. Maldita la hora en que se me mojó.
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